sábado, 24 de abril de 2010

Sueño piedras

Juega a la rayuela la niña terrible. Juega y no sabe las reglas. Inventa una por cada piedrita lanzada. Juega con muchas piedras, que vuelan, que flotan, que arrastra incansablemente hacia el fondo de sí misma, casi sin fondo...
La tiza ha comenzado a desdibujarse, de tantos pisotones y sálticos, la rayuela es ahora un mapa desconocido sobre el que la niña navega a la deriva, sin barca. Pero ese mapa la contiene, la abriga, le impide caerse al mar, y perder.
No hay niños que entiendan su juego, lo móvil de sus reglas y sus marcas. Por cada piedrita un sueño, en cada sueño la insoportable posibilidad de que se haga realidad si acierta. En cada piedrita una ola escondida, un recuerdo olvidado, el olor de lo imposible.
A qué sabe ganar? Cómo es ganar?
Millares de piedras se esparcen en su camino y la niña las elige con ahínco y detenimiento. Se agacha y en cuclillas recoge algunas en su puño, para elegirlas como un orfebre, cierta en su tacto, segura de que seguirá jugando hasta que se ponga el sol, temiendo.