martes, 24 de mayo de 2011

Impresionismo

He nacido en una cuna incómoda.
He nacido en una casa incómoda. Las paredes chillaban de colores, mi madre chillaba por todo, chillaba el perro cuando la abuela lo agarraba a escobazos. Chillaba mi país pariendo una dictadura, chillaban los corazones de mis padres al compás de la marcha peronista, chillaba la juventud yendo a la revolución.

Perón presidente venía de morirse y una ínfima niñita llorando. El recorrido de mi gestación fue el del auge y muerte del líder, nací en un país de luto, en una familia doliente.

Los primeros días, un desfile de caras extrañas se acercaban a mí, demasiado. Podía sentir los olores de todos los que sonriendo me espiaban. Olor a maquillaje barato, olor a cerveza en el bodegón de la otra cuadra, olor a spray para el pelo, olor a pasta de dientes para niños, olor a cigarrillo, olor a chicle. Todos, indefectiblemente, venían y me dejaban una caravana de olores que me adormecían.

Sí, de niña dormía bastante; esa negación del mundo exterior, mi partida diaria hacia otros lares. En esos viajes, me arrellanaba en esa masa informe y sin peso de que están hechos los sueños. Esos pasadizos amorfos e indefinidos por donde transitar con la inocencia como guía. En aquella época solía soñar con un campo verde y ancho, una pampa afelpada en la que un árbol y un caballo entablaban una conversación insólita.

- De qué está hecho tu relincho?

- De un cansancio atónito por no poder hablar, es un grito putrefacto en el cielo infinito.

1 comentario:

  1. waw!!!!!!!!!!!! se me impregnaron los olores; literalmente olí todo eso. creo hoy sueño con spray para el jopo.

    ResponderEliminar