viernes, 2 de diciembre de 2011

En tu capullo

Una y otra telita te esconden niñita. Te protegen y te guardan. Respirá tranquila, sé. No añores. No dudes. Mamá está acá, cuidándote, viéndote, esperándote.
La bolsita de algodón te protege del mundo de afuera, de mis ganas y mis miedos, de la locura que acecha, del tren que no para.
Para la vida, a veces para, y entonces puede desmontarse el tren, descargar el equipaje, aligerarse.
Abrir las bolsitas para que salgas, dejarte ser, dejarte ir. Para ser yo.

La novela que no voy a escribir

Se llama El destino trágico de los jóvenes de sino wasi.

La soñé en Perú. La viví en carne propia. No sé contarla.

Tal vez alguien con talento quiera recoger el guante.


Trasfondo

Ir en pos de palabras para que traigan más palabras. Arriar (arrear?) una multitud de palabras.
+ música,
una canción?

El relato de una niña con vestido rojo. Descalza al borde de un camino de tierra. Vuela el polvo sacudiendole el pelo, levantándole la pollera, verguenza.

Abrís la boca y redecís el mundo.
Mentira. La vida es burda. Una loca que se repite y se mata cada vez. Dos o tres trayectorias posibles. Un anhelo de dioses para calmar las ansias.

Volviste para conversar conmigo. Caminamos tranquilos en un campo verde. Hacía frío y había sol, como siempre entre nosotros.
Después te fuiste sin pronunciar palabra.

Puesta en escena

Hay un telón viejo, oscuro, pesado. De color marrón, raído por el tiempo y el olvido. Pesado. Pasado.
Detrás se esconde el inquilino maldito. Ha trabajado día y noche sin descanso a lo largo de años, y sigue. Titiritero es.
Manchas y hendiduras salpican la tela, deshaciéndola de a poco, como termitas lentas que saben que han de finalizar su labor, pero la estiran sólo por la pereza de no tener que salir a buscar otro pedazo de podredumbre para sobrevivir.
Pequeños agujeros delatan el destino de recuerdo del telón. Por los huequitos se van colando la luz y el polvillo de la atmósfera, desintegrándolo con claridad.
Manos arcaicas han tendido ese telón de fondo, reafirmado por jóvenes generaciones, adoradoras de la nostalgia y del ayer. Sobrevendrán sin embargo almas sedientas de más y más luz y se encargarán frenéticamente de descorrer el telón. Entonces, la misma obra de siempre recomenzará: un hombre, una mujer, el niño que han engendrado reconoce el mundo, lo que poquito del mundo que el pesado telón le deje ver.  
Y el titiritero tendrá trabajo, siempre.

No se oye

Si fueran sonidos traerían un aletear de manzanas
crepitar de hojas
el silencio doloroso del crecer
una carcajada retumbando eterna en la habitación
el papel de un caramelo desenvolviendose
esa palabra mal pronunciada
y el ejercicio mil veces repetido para la sanación
el deslizarse del lápiz 4B en el papel rugoso
estelas tranquilas en el lago
un grito jugoso, sorprendido
si y sólo si

martes, 29 de noviembre de 2011

Mienten

Beben putas en catimploras desfloradas. Y luego se callan y vuelven. Mienten. Miran de reojo. Saben que el principio no está allí, donde debería. Saben que alguno podría pronunciar una sucia palabra y romper la mirilla para ver. Algo se esconde en ese fumar nervioso y especulativo. Algo que ocultar en la cajita impávida y yerma. Porque la tierra se confunde y es desigual.

Cosecha

Un capullito de algodón, pura potencia.
Puede ser camisa, pañuelo, abrigo, mantel.
O puede no ser nada.
Un capullo de algodón,
áspero, suave.
Como la vida, como cada uno de nosotros.