sábado, 15 de septiembre de 2012

Dice Lacan

que la pasión de la ignorancia es indisociable del no querer saber nada de la muerte. 

Qué diría de nuestros días, tan dados a la muerte y a la ignorancia?


jueves, 13 de septiembre de 2012

In memorian.


Soñolencia en el sillón de la sala. Seis velas que deberían destilar sabor, sólo iluminan. Iluminan, que no es poco.  En la semivigilia tengo la revelación de que mañana (que ya es hoy) es nuevedefebrero. Un año más.
Pienso en nosotros. En vos. En mí. En la complejidad incomunicable que somos. En lo que mostramos. En lo que decimos. En lo que callamos.
Volvemos una y otra vez niños riendo bajo el silencio y la sorpresa de la nieve. Vuelve tu mano a posarse en mi rodilla. Vuelve mi incredulidad a no creer que sea posible que me esté sucediendo a mí. Vuelvo a saber que algo del orden de lo sagrado cristalizó en ese momento, y que ese algo tiene vida propia. No somos más que espuma del color del yodo que va y viene a merced de esas olas. Pero qué si no fuéramos espuma…?
El núcleo. El centro. El símbolo. La cifra todopoderosa. El nombre de dios. La literatura entera y más. Las pasiones humanas. Las emociones. La intensidad de eros y el vacío nauseabundo tánatos. Todo. Todo, todo en ese día, en esas horas de esa noche, ese camino blanco, acolchonado…lejano.
Digo esto, que es no decir mucho, pero es balbucear lo suficiente para llegar a salpicarte, y que sonrías.

Y si (no) nos hemos equivocado, qué?!!


Y si nos hemos equivocado, qué?!!
Eso, qué?!
Qué, con hombro levantado y sonrisa encantadora.
Qué, si una vez más hay que levantar campamento?
Qué, si la vida es una!
Qué, si nadie más que una misma sabe del cauce del río...y sus desbordes.
Qué? Qué miran? Qué dicen? Qué joden? Qué quieren? Qué preguntan? Qué les importa?
Qué, si en lugar de hacer tooooodo lo que tengo que hacer me siento a escribir?! 
Qué, si se hace tarde? Qué, si te llamo llorando?


Y si no nos equivocamos??? 
Y si esto está bueno? Y si aquí me quedo? Y si me gusta y me  da miedo? Un miedo monstruoso, infernal, desesperante, un miedo de mierda, un puto miedo de tener que jugar a eso que siempre estaba lejos, inalcanzable, el juego que era de otros, el juego de cuyas reglas sólo he conocido las torcidas, las jugadas mal hechas, las trampas y torpezas.

Carta


Querida mía, 
 
no ha caído en un corazón sin fondo nuestra última conversación, fruto de un bienvenido acercamiento tuyo. No dejo de pensar en lo que hemos conversado, y en lo que seguramente no. No dejo de agradecer que hemos conversado.  


Cuánta vida ha transcurrido desde finales del siglo pasado? Cuánto aprendizaje, cuánta caída, cuánta exploración, y no importa el "cuánto", importa eso: la exploración, el riesgo, el hurgarse las propias entrañas con ternura y también despiadadamente, excentrarse, perderse y volver a encontrarse con un brazo menos, una nariz demás, otra, pero heráclitamente una, la misma. Dónde estás vos ahora? 
 
A ver si me sale: otra vez el tema de lo genuino. Que vivas, que vivamos, que cada uno viva lo que sea que ha de vivir, siempre que, o no, no totalicemos, digamos mejor atentos a que, nos guíe una búsqueda genuina. Y con genuina quiero decir verdadera, íntima, propia, única, instransferible e inexplicable. Probablemente ni siquiera clara ni precisa para la propia conciencia pero nuestra, digo yoica, única propiedad. 

Todo lo sólido se desvanece en el aire, sentenció Marx, y de Berman a Bauman sabemos que así es hoy. Pero, pero, pero también hay solideces que permanecen, que no se horadan, que no cejan en el intento de continuidad, de identidad, de mismidad. Cuál es el hilo conductor de nuestras vidas? Cuál ese centro inexpugnable? Cuál nuestra sustancia definitoria? O diremos materia? Siento decir la trivialidad y la ignominia de lo que voy a decir, pero ya no tenemos 20, ni siquiera 30...qué hemos elegido? Somos libres? Somos veraces? Somos fieles a nosotras mismas? A qué fantasmas entregamos nuestro frágil yo? Me pregunto, te pregunto, nos pregunto.
A veces creo que más allá de la poesía, todo es cuestión de decisión y voluntad. Y como no estoy demasiado segura de nada, como no sea en ideas políticas, a veces creo que sólo la poesía nos salva y aquí nadie entiende nada y lo mejor es la lengua y sus posibilidades. 

miércoles, 12 de septiembre de 2012

La vida.


Niñito hecho de misterio que un día serás hombre.
Sueño poder mostrarte, enseñarte, darte, contarte, transmitirte, no sé cuál será la palabra, como tampoco sé cuál será el modo. Me gusta el francés apprendre porque es de ida y vuelta.
Puedo ceñir difusamente el qué.
Que seas libre. Grandilocuente frase, con serio riesgo de no decir nada. Que elijas, que oses, que arriesgues. Que discutas y tomes posición, que te amistes y enemistes por lo que creés.
Que creas con el corazón, la razón y las entrañas. Dos o tres verdades a las que te sea imposible renunciar. Esas que hagan de vos la misma persona a lo largo de la vida.
Y que al mismo tiempo puedas poner en cuestión tu mundo, el nuestro, el del lugar en el que elijas vivir. 
Que cultives en tu corazón la nobleza. Simplemente, que seas una buena persona, y que eso te baste, y te guíe.
Que te comuniques con la alegría de la vida, la grandeza de los amigos que perduran a través del tiempo y los cambios, y también la sorpresa de los nuevos amigos, cuando yo no se esperan.
Que te dejes permear por la naturaleza y sus ciclos. Ponerle calma y tesón al frío porque después la primavera traerá sus retoños y su perfume estimulante.
Que dejes un lugar en tu corazón para el perdón, que es al mismo tiempo dejar un lugar para la propia debilidad. Que te sepas fuerte, potente, pero también frágil, necesitante de los demás, de algo más allá. 
Que no temas pronunciar el amor, ni vivirlo en sus muchas maneras.
Que te descubras lentamente, con el correr de los años, develandote en un hurgar interno y propio.
Que haya un sentido. Y a la vez, que pueda moverse, sin dejar de ser sentido.
Que seas y estés en el mundo de manera genuina. Que encuentres los modos de explorar el mundo y sus fronteras.


Tormenta


A veces es así, se instala una nube pluviosa sobre mi cabeza y los ojos se me tiñen de gris. Llueve y es como si todo doliera más. Las calles se desdibujan y mis pasos también. No recuerdo adónde iba.
A veces necesito gritar fuerte para que todos me oigan, para oírme yo y recordarme que estoy viva, que eso que me recorre es sangre y vida.
A veces quiero desaparecer como un caracol entre las plantas, esfumarme, hacerme agua y resbalar.
A veces necesito sentir el sol con todas mis fuerzas. Se me sale la piel buscando un poco de luz y de calor. Y no hay más que un paraguas desvencijado y sucio en la entrada.
A veces me atrinchero en mi rincón y me río de todos los que se protegen. Y de los que andan desnudos. También me río de mí y lloro.
A veces, que son períodos, no hay descanso, ni abrigo.
Otras veces la vida es otra cosa. 
Cielo límpido de la sierra.