Bella mar

Habías sido nuestra amante sumisa y ahora nos traicionabas con tus estertores de violencia. Cómo imaginar que en tu lenguaje existiera la venganza? Hasta las estrellas cerraban los ojos espantadas. Los mapas eran páginas en blanco.


Zarpamos en óptimas condiciones, con tu calma y esa nada infinita que se vuelve sed, nos trazaste el camino a la trampa. Nos invitaste cómplice, nos acogiste, nos esperaste para darnos el zarpazo final. Nos trampeaste mala mar. Te calzaste el vestido más atractivo, te desmelenaste tranquila mientras te relamías de antemano. La sal te horadó el corazón y te quitaste los dientes para tragarnos. Cómo se vuelve al amor después de una guerra despareja? Cómo volver a acariciarte con nuestras quillas? Cómo volver a regalarte nuestros anhelos en lo alto del carajo? Cómo confesarnos en canciones alguna otra vez?

Un pulpo rudo nos zarandeaba. Habíamos sido recogidos por una mano nerviosa que nos estrujaba en cada carcajada. Tu boca de mar iracunda gritaba tu verdad dolorosa: te desvirgábamos en cada travesía, te entrábamos sin permiso, te ajábamos de a muchos, con insistencia. Después contábamos la hazaña, borrachos entre los borrachos. La realidad terminando de ser en el relato exagerado a los camaradas. La tripulación vejándote bella mar, siempre.