cositas -lo inclasificable de esta vida multiforme-



Automático 1.


Respuesta imparible la de esta mañana de velocidades. Pasea por mi sangre una maraña de pútridos saberes y florcitas amarillas, pura miel, pura nada. Esperma yermo. Una hamaca vacía que horada el hueco de mi alma como una sierra de abejas y permisos. La orillita estaba difusa, como siempre, y los nenúfares no atinaron a escurrirse por los ojos de la ballena o el ventiluz del sótano. Da igual en este mundo injusto y desfachatado, mundo de insultos y cachetazos desparramados en los asientos de un colectivo que no debería seguir andando. Y vos? Todas tus mentiras en ese termo verde y los pajaritos que te tatuaste en la imaginación y las páginas por venir. Trona el cielo en una puteada hecha de gárgaras de lana de oveja y sal. Mucha sal en la orillita. Mucho miedo en la página marcada. Mucha ansia en la birome de tela agusanada y rododandrós rosas y celestes como jacarandaes en el centro de mesa de una familia tonta y muda.



Automático 2.

Rotas esquizofrenias se te arrastran en la mandíbula, corren uniformadas. Por qué pateaste el estímulo? Por qué tan rosa y roto? Rescato de este enjambre nauseabundo la herrumbre y la pachorra a nafta, zapatos con plataformas de hipocresía. Como si el acuerdo fuera un niño idiota que babea y un rulito rubio.



Automático 3.

Reverencias hediondas en un puñado de serpientes. Resbalándome por el aguijoneo en la costilla. Escupo palabras como buitres, como perlas, como fango. Por tu barba caminan cientos de garrapatas henchidas de sapiencia y voracidad. El amarillo decoroso intersecta la noche y conjura avestruces en este vuelo de la pampa. Grande, húmeda, estupefacta, drogona. Sintagmas de papel revelan la lengua del cacique y la llama se bifurca en robos inconcebibles, inconfesables, perpetuos. Como la cámara en el centro de la bóveda, como el color de la cera hirviendo, como Fahrenheit. Qué destrozos surcan tu cabeza? Qué abismos suturan tu espíritu de nómade y martirio? Qué cielo nos han colgado las jarras de hielo y escobas sucias que una vez tendieron la mesa de los pobres? Blasfemo en este mar de luces distractoras. Brazada tras brazada el occipital deforma su canción de lamento y porquería. Chiquero. La nada amenaza y cumple. Y en un momento empiezo a pensar o a creer que pienso. Fuera!! Atrás!!



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