Nada

No hay nada en este saco de flores naranjas.

Nada.
Nada más que cáscaras sin olor
y un mapa sin rutas ni capitales;
estampillas viejas.

Por el despeñadero de mi cara
bajan cuatro palabras mal escritas, barrotes de una cárcel sucia,
perenne.

Sobra la sombra de los álamos,
mienten los colores y esa luz por la ventana, miente el cielo intenso.
Yermo invierno.
Es la primavera un cuento de Reyes Magos.

Se quemó el arroz.
En el fondo de la olla mueren pegoteados
tus palabras y mi cansancio.

¿Quién comerá este plato contrahecho?