Se instala la calma como una mano mansa y verde.
Mi vientre huele a albahaca.
Suda el sol y trae nuevas palabras.
La garganta se lava de rosas.
He decidido quitarme el velo de la cabeza. Era pesada la tela, como la espera.
Urge la vida de otro modo. Esas manos quieren el pan de mi carne.
La primavera ha llegado en pleno invierno.
miércoles, 12 de mayo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario